miércoles, octubre 22, 2008

50 AÑOS DEL ANDRES BELLO

REMEMBRANZAS

Hoy mi vista se ha desviado
Hacia atrás, en mi existencia
Cuando hablar de la experiencia
Era un sueño irrealizado.
Y ¡Oh sorpresa!, me he encontrado
Un poquito refundida
Una etapa bien vivida:
La de alumno del colegio,
Para mí un gran privilegio
Que marcó toda mi vida.

Andrés Bello siempre ha sido
Un nombre que ha adoptado
Con orgullo y con agrado
Mucho centro educativo.
De los que yo he conocido
Sin querer ser arrogante,
Pienso que el más importante
Es el nuestro, estoy seguro
Como se que en el futuro
Seguirá siempre adelante.

¿Cómo fue su nacimiento?
No lo tengo en mi memoria.
De una parte de su historia
Si tengo conocimiento.
Tuvo sede en su momento
Junto al parque principal
Y quedaba en diagonal
Al cuartel de policía
El rector que dirigía
Era el “Chato Carvajal”

En su sede de la entrada
Donde hoy está la escuela
También dejó la secuela
De su estancia prolongada.
De una cosa me olvidaba:
Su carácter masculino
Tuvo un cambio de destino
Cuando hizo integración
Con “La Presentación”,
Su colega femenino.

Las aulas con su amplitud
Dan cabida todos los años
A nativos y extraños
Que estudian a plenitud.
Desde otra latitud
A estudiar con fundamento
O a gozarla todo el tiempo
Han venido colombianos
Y también venezolanos
Que se han ido muy contentos.

De mi época a la actual
Muchas cosas han cambiado
Otras ya son del pasado.
Lo que antes fue manual
Es ahora lo virtual.
La nueva generación
Tiene hoy mayor opción,
Ya no es una utopía
Hablar de tecnología
En cuestión de educación.

Dentro de sus egresados
Extranjeros, nacionales
Hay muchos profesionales:
Arquitectos, abogados,
Ingenieros cotizados.
Deportistas y docentes
Y de empresa, unos gerentes.
Y aunque no es por ignorancia
Hay unos en la vagancia,
Y otros más, independientes.

Familias con tradiciones
Han inscrito su apellido
Y el Andrés ha recibido
Todas sus generaciones.
Dentro de sus promociones
Todas tienen su graduado.
Yo hubiera deseado
Un censo poder hacer,
Pero me van a entender
Que es extenso ese listado.

Al cuerpo de educadores
No los dejo en el tintero
Pues cumplieron con esmero
Su función de formadores.
Los de tiempos anteriores
Con su tiza y pizarrón
Le ponían corazón.
Los de ahora tienen red,
Tienen mail e internet
Y les sobra vocación.

A los de mi promoción
Los llevo en mi pensamiento
Y con todo el sentimiento
Yo les hago una mención.
Esa etapa de formación
De aquel tiempo ya lejano
Dejó de primera mano
Amistades verdaderas
En el tiempo duraderas
Que cuidar no ha sido en vano.

Hoy elevo una oración
Para Jairo, Antonio y Chucho
Quienes compartieron mucho
Días de estudio y diversión.
Sea esta la ocasión
De estrechar de nuevo lazos
De amistad y de abrazos,
Pues hoy cobra relevancia
Que a pesar de la distancia
Muchos vuelvan hoy sus pasos.

MARIO BOHORQUEZ MARTINEZ
PROMOCIÓN 1976

viernes, febrero 08, 2008

VISITA A "EL GUAYABO"

"El Guayabo" es el campo; naturaleza, aire puro, riachuelos, cantar de pajaritos y unos excelentes anfitriones. Es la finca de los primos ubicada entre Lourdes y Sardinata (N de S). Unas vacaciones diferentes: descanso, caminatas, contacto con animales y plantas. Un paseo donde, ademas del descanso, es una oportunidad para aprender algunos procesos de producción: molienda para obtener la panela, tostada de café, recolección de frutas y cría de pollos.

Gracias primos por su hospitalidad

lunes, enero 21, 2008

"AL FUTBOL"

AL FUTBOL

Un balón en movimiento
Es caudal de mil pasiones,
Y anida en los corazones
Alegría y sufrimiento.
Es el fútbol sentimiento
Y la pelota una artista
Principal protagonista.
Adorada como Diosa
Del edén la más hermosa
Por su amante futbolista.

Por el campo no hay cuidado,
En la cancha o en la calle
No repare este detalle
Porque el fútbol bien jugado
Se practica en cualquier lado.
Veintidós son los actores
Cuando son ligas mayores,
Pero siempre hay buen partido
Y también es emotivo
Con muy pocos jugadores.

Tiene muchos practicantes
En todos los continentes
Pues hay muchos presidentes
Expertos y principiantes
Que de él son muy amantes.
Cuando actúan sus selecciones
Hay inmensas emociones
Si el torneo es importante
Y el equipo está adelante
Paralizan las naciones.

Todo el mundo lo ha jugado
Indios, negros y mulatos
Y también Poncio Pilatos.
Juega el rico consumado
Juega el pobre más vaciado.
No hay ninguna distinción
De raza o religión,
Si el partido ya comienza
El equipo solo piensa
En que inicie la función.

Un gran paso en la batalla
Da el equipo vencedor
Al abrir el marcador
Si el balón entra en la valla
Fue que el otro dio papaya.
Haya luna o haya sol
Cada uno asume el rol
Hay euforia y alegría
Que estalla en algarabía
Cuando todos gritan “GOL”

Hay muchos trabajadores
En empresas de respeto
Que se proponen un reto
De querer ser los mejores.
Son los “cracks” y goleadores
Que además de rodillones,
Algunos son barrigones;
Son troncos que están sembrados
En el campo bien parados
Sin pinta ni condiciones.

Un hincha con devoción
Es aquel que va al estadio
Pues partidos por la radio
No es la misma sensación.
Hay que hacer la provisión
Para comprar la boleta
Y también una corneta
Para gozar el partido
Sin sentirse ofendido
Si no se cumple la meta.

miércoles, octubre 17, 2007

CUENTO

“MIS AMORES DE OTRO”

A sus cuarenta y tantos años, Hildebrando aún se creía un sardino: camisa ancha de vivos colores, pantalones rotos a la altura del muslo y tenis. Su estatura era mas bien pequeña y su cabello, aparentando un corte moderno ya tenía el color gris que da el continuo trajinar por la vida, pero que trataba de disimular con tintura que le aplicaba a regañadientes, de vez en cuando su mujer. Su vientre había adquirido una forma redondeada producto de los residuos de cebada que consumía en forma líquida casi todos los fines de semana en compañía de sus amigos, en aquellos lugares donde la diversión consistía en embarrarse las manos y la ropa como niños chiquitos, lanzando discos metálicos para reventar pequeños sobres rellenos de pólvora: el campo de tejo.

Esta afición, unida al amor por otras mujeres diferentes a la suya a las que galanteaba con “pequeños detalles” como solía decir, y por los juegos de azar como la lotería y el chance, que compraba, o mejor dicho fiaba casi a diario, habían menguado de manera considerable sus ingresos, cuya única fuente era su salario. Tanto así que su esposa, buena mujer dedicada íntegramente al cuidado del hogar, había tenido que sacrificar el tiempo de sus dos hijos, ambos en edad escolar, para buscar un empleo de medio tiempo y poder ayudar a su marido con una modesta contribución económica.

Ante este esperanzador panorama, Hildebrando tenía tantas deudas que le debía a cada santo una vela. Cada último día del mes era normal ver en la puerta de entrada de la fábrica donde trabajaba desde hacía algo más de veinte años, a decenas de personas haciendo fila como si estuvieran tramitando algún documento en una entidad pública, pero que, y para nadie era un secreto, eran cobradores con la esperanza de captar algo de sus acreencias. Por una extraña razón, esos días, sobra decir que era cuando los empleados recibían su salario, no proporcionaban alegría alguna en Hildebrando como debía ser lógico, sino que por el contrario, le causaban cierto malestar que obligaban a su incapacidad médica o inconvenientes de última hora en su casa que requerían su presencia, razón por la cual abandonaba su trabajo mas temprano que de costumbre.

La empresa donde trabajaba no era de gran tamaño; tenía una sola sede y su planta de personal no era mayor de veinticinco personas, distribuidas en las diferentes secciones con
que contaba: dos oficinas pequeñas para la parte administrativa, un taller con máquinas de diferente tipo donde se hacía la producción, una bodega para almacenamiento, la cocina junto a una pequeña sala de estar y una batería de baños. Hildebrando era el operador de una máquina plana de gran tamaño, oficio que desempeñaba desde su ingreso a la empresa.

Entre sus compañeros de labores había algunos muchachos recién salidos del bachillerato, que por la situación económica de sus padres, debían trabajar para poder costear sus estudios; al menos eso decían, pero la verdad, los amigos de las aulas de clases y los libros eran más bien pocos. Uno de ellos era Cándido el mensajero, un tipo enorme, algo gibado, de anchos hombros y con unas gafas con cristales más gruesos que el fondo de una botella de champaña, que le hacía honor a su nombre por su apariencia y ademanes. No en vano sus demás compañeros lo consideraban el “tonto” de la empresa. Había también algunos veteranos en trabajo y en años, que por la rutina diaria detrás de las máquinas, parecían ser un engranaje mas de cada una de ellas. Entre ellos estaba Apolinar, a quien todos llamaban “Polo”, quien sobresalía no por sus dotes de gran trabajador, sino por sus ordinarios modales, que iban de la mano con su vocabulario. Polo era un tipo alto y desgarbado, bebedor como pocos, pero tal parece que la cerveza que ingería o la evacuaba una vez ingresaba al organismo, o la distribuía convenientemente en el mismo, porque su panza no era de cervecero. Sus compañeros bromeaban sobre su quijotesca figura, pero él sin inmutarse se limitaba a responderles “es por la abundancia de escasez” que hay en mi casa. Y ciertamente debía ser pobre el mercado que Polo llevaba a su casa, porque su mujer, conocida por todos en la empresa debido a las frecuentes escenas de celos y reclamos que le armaba, era tan delgada que en el mes de agosto no asomaba por la calle para evitar que el viento se la llevara.

Aunque Hildebrando y Polo no eran grandes amigos, tenían varias cosas en común: trabajaban en la misma empresa desde hacía muchos años, eran compañeros de farra y de juego los viernes, vivían con “el agua al cuello” de deudas como se dice popularmente y una inclinación por buscar por fuera de casa lo que ya tenían en la propia: una mujer, mejor dicho, otra mujer. Este último detalle había hecho que sus gustos coincidieran en un mismo punto, en una misma persona dentro de la empresa, sin que ni el uno ni el otro estuvieran enterados de su rivalidad. Cada uno a su manera, sacaba a relucir sus mejores dotes de “Don Juan” para conquistar a Zenaida García, ingeniera de tintos y bebidas de la empresa, apodada por sus compañeros “La Chiquis”, por sus escasos ciento treinta centímetros que separaban la punta de su cabeza del suelo.

Los años que tenía la Chiquis en la empresa eran directamente proporcionales a las historias que sus compañeros, bien amigos del chisme, tejían sobre ella: que era visitante asidua de camas ajenas, que le gustaba hacer aquello, que salía con Sutano, que explotaba a Mengano, que había quebrado a Perencejo. Cierto o no, la Chiquis no sufría por estos comentarios, por el contrario, se le veía siempre con una pícara sonrisa a flor de labios y meneaba coquetamente su cuerpo al caminar cuando repartía los tintos por los puestos de trabajo.

Este particular “meneito” e insinuadora sonrisa, unidas a otras provocaciones, habían hecho metástasis en los corazones de Polo e Hildebrando, quienes, cada vez que la dama pasaba por sus puestos de trabajo cumpliendo su labor, aprovechaban la ocasión para soltarle toda clase de piropos y tocar con disimulado descaro sus monumentales posaderas, a lo que la Chiquis respondía con un guiño de ojo y un movimiento mas pronunciado de sus caderas.

Hildebrando no escatimaba ningún esfuerzo para hacerse a los favores de su amada, y en su desenfrenado afán por conseguirlo, un viernes, día de pago, decidió presentársele con serenata, para lo cual contrató los servicios del “Duo Pioresnada”, dos mozalbetes quienes con sus desafinadas guitarras y su reducido repertorio, eran constantes animadores de tertulias y reuniones en la empresa; tocaban por cualquier “chichigua” o simplemente por tomarse unos tragos sin pagar.

La cita con el dúo para ultimar los detalles de la función fue concertada en un parque no muy lejos de la casa de ”La Chiquis”, a la hora en que los corazones buenos ya se encuentran soñando con los angelitos y los trasnochadores y bohemios empiezan su vida de rumba y diversión. Hildebrando, llegó más puntual que novia fea, con un gran ramo de rosas. -Si su hijo supiera a donde había ido a parar el dinero destinado para la compra de sus tenis, otro gallo cantaría en su casa- . Llevaba también una botella de aguardiente ya empezada, para calentar el ambiente.

No tuvo que esperar mucho tiempo. El dúo apareció con sus instrumentos y con un acompañante que lo dejó sorprendido: Polo. Por esas extrañas casualidades del destino, él también había decidido dar un paso más en su campaña conquistadora, y que mejor que “Pioresnada” para dar esta batalla, sumado al regalo que llevaba entre sus manos. Lo que uno y otro desconocían, pero que lo supieron casi inmediatamente, era que sendas serenatas iban dirigidas al mismo barrio, a la misma calle, a la misma dirección y Oh sorpresa: a la misma persona. Ante las vagas explicaciones del dúo, quienes eran conscientes de la situación, se armó tremenda trifulca entre los dos galanes: primero, se manotearon e insultaron, luego se lanzaron epítetos de grueso calibre en contra de la reputación y honra de sus respectivas progenitoras que no tenían nada que ver en el asunto, y terminaron con varios espectaculares rounds del mejor boxeo, en los que Myke Tyson o Mohamed Alí hubieran quedado como simples principiantes.

Del papel de simples espectadores de aquel combate, los dos integrantes del dúo pasaron a ser los árbitros del mismo. A punta de golpes, empellones y uno que otro guitarrazo en la cabeza de los contendientes, lograron separarlos y ubicarse en el centro de los dos para evitar que la confrontación se extendiera por más tiempo con impredecible desenlace. En este titánico esfuerzo, no faltaron los buenos consejos y los llamados a la cordura, hasta que, en medio del forcejeo surgió una solución salomónica para poner fin al diferendo: Unir las voces de los cupidos y cantar juntos las cuitas de amor a su enamorada. Con sus rostros magullados, exhaustos y adoloridos, se dieron un desconfiado apretón de manos y firmaron la pipa de la paz.

Tras unos breves ensayos para poner a punto las guitarras y unos cuantos tragos para aclarar la voz, ante la sorprendida mirada de algunos transeúntes que no lograban entender como después de semejante pelea los dos rivales cantaban juntos como dos viejos amigos, el nuevo cuarteto enfiló sus pasos hacia el balcón donde, estaban convencidos, la Chiquis dormía placidamente en brazos de Morfeo.

Se acercaron con pasos sigilosos evitando hacer el menor ruido que pudiera interrumpir abruptamente el sueño de su adorada. Como es apenas lógico, debía despertarse, pero al son de los melodiosos acordes de la serenata. A la cuenta de tres, llevada ceremoniosamente con la punta del pie por la voz líder del dúo, las cuerdas rasgaron el sonido de la noche como un preludio a las desafinadas voces de los “tenores”. El espectáculo era tan conmovedor, que cualquier furtivo espectador que pudiera presenciarlo, seguramente se habría anegado en llanto. Hildebrando cantaba con tal sentimiento, que al hacerlo, cerraba sus ojos y mantenía el puño cerrado de su mano derecha a la altura de la boca simulando un micrófono, mientras en su mano izquierda mantenía el ramo de rosas. Polo, se ponía la mano en el pecho, se inclinaba, se contorsionaba y en las notas altas lanzaba unos alaridos dignos de espantar el ganado en los potreros. Los dos músicos, mas expertos en el tema, se cruzaban miradas de picardía y sonreían cínicamente mientras tocaban.

Al cabo de la quinta canción, con pequeños intervalos para refrescar la voz, y cuando la impaciencia empezaba a apoderarse de los dos atormentados corazones, la puerta de la casa se empezó a abrir lentamente y desde su interior en la penumbra, apareció como un artista cuando sale al escenario, la pequeña figura de la Chiquis. Se veía mas pequeña porque no estaba calzada y vestía una bata de dormir que a simple vista se notaba que se había puesto a la ligera y una sonrisa de placer que no cabía en su rostro. Agradeció de muy buena manera el detalle musical, repartió los besos de rigor, recibió complacida los presentes y se excusó por un momento para girar sobre sus talones y lanzar un pequeño gritito hacia dentro de la casa: “Ven tontis”.

Acto seguido, como por arte de magia, una imponente figura masculina en calzoncillos emergió detrás de la Chiquis, sudaba como un caballo aún en el frío de la noche, despeinado como si viniera en el platón de una volqueta, con su espalda y pecho con evidentes señales de arañazos y con una cara de satisfacción que poco faltó para que contagiara al grupo serenatero. Se acomodó sus gruesas gafas, abrazó a la Chiquis por la espalda, que entre sus brazos parecía un juguete y se dirigió a los perplejos visitantes con un "Muchas gracias muchachos por amenizarnos el ratico".
Era Cándido, el mensajero de la empresa.

martes, septiembre 26, 2006

COMPAÑEROS DE MORTENSON




El programa "Mortenson Center for International Library" se lleva a cabo cada ano en la Universidad de Illinois en la ciudad Champaign, en los Estados Unidos, al cual asisten bibliotecarios de diferentes partes del mundo. Dentro del programa, se visitan bibliotecas de todo el estado, museos y sitios de interes cultural, se asiste a conferencias, al congreso de la ALA (American Library Asociation). Tambi'en, cada participante muestra a traves de exposiciones, como es el sistema bibliotecario en sus respectivos paises.

El Banco de la Republica envia cada ano tres participantes. En el otono del 2006, tuve el privilegio de asistir junto a Claudia Villegas de Manizales, Juan Antonio Agudelo de Medellin, Amanda Ruiz y Daniel Chica de Bogota.

En la foto estan algunos de mis companeros:
Motomo Fukuda, Kyo Takai de Japon, Olga Nass de Chile, Daniel Chica de Colombia, Martha Moenem de Chile, Svetlana Petrunina de Rusia (de gafas), Vinh Ha de Vietnam y SungBae Lee de Korea

miércoles, septiembre 13, 2006

About Bochalema

Hola amigos de Colombia:
Encontre una pagina interesante acerca de Bochalema, pequeño pueblo ubicado en Colombia a 45 kms de Cúcuta la capital del departamento Norte de Santander y a 48 kms de la frontera con Venezuela. Su poblacion se acerca a los 6000 habitantes y es su altura de 1051 mts sobre el nivel del mar, permite disfrutar de un clima templado incomparable que le ha merecido el calificativo de "la ciudad de la eterna primavera". Usted puede ver mayor informacion en la siguiente direccion:

http://bochalema.freeservers.com/